Datos personales

sábado, 31 de enero de 2015

EL AMOR SE ESFUMA UNA VEZ MENOS

Lo poco que me gustan las despedidas, sólo hay que imaginar los hasta luego. Pero no cualquier hasta luego, sino esos que vives una y otra vez después de percibir esa felicidad constante. Ese hasta luego que viene como una puñalada en tu omóplato izquierdo, atravesando todo tu cuerpo hasta asomarse por el pecho.
Normalmente se traducen en un "volveremos a vernos" y sólo por hacerte sentir bien, pues nunca sabrás cual será el definitivo.
Pero en fin, supongo que nunca habrán días rosas sin su esquinita de color marrón. 
Y ya sea por a o por b lo que fue nunca dejará de ser, pero lo que me sorprende es que lo que te hizo feliz algún día puede dejar de hacerlo y darle la vuelta a todo de golpe como una moneda lanzada al aire.
Y ahora que ese hasta luego se convirtió de golpe en un adiós, todo el mundo se desmorona a mis pies, me siento impotente al no poder hacer nada para impedirlo, para que esos recuerdos dejen de abatirme todas las noches y vuelvan a formar parte de mi realidad.

Necesito esa sensación de absorción de su pecho al descubierto, de sumergirme en sus pensamientos callados y en sus latidos alterados.
Ya ni mi pequeña máquina escondida entre sien y sien es capaz de esbozar palabras con sentido, formando esas frases que cuesta tanto pronunciar en el silencio.
Hasta mi cuerpo rechaza cualquier tipo de ayuda para coger fuerzas, comida o sueño...
Pero seguiré adelante aunque no sea por mí, sino por él, por las promesas que le hice y por volverlo a ver...

Hasta pronto, supongo.